Che Guevara.

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Lavretski Iosif Romualdovich

Campamento en el río Nancahuazú

Para comenzar son suficientes de treinta a cincuenta hombres. Con esta cantidad se puede empezar la lucha armada en cualquiera do los países latinoamericanos.

Ernesto Che Guevara

En marzo de 1966 llega a La Paz el cubano Ricardo (o Chinchu). Es el capitán José María Martínez Tamayo, activo participante de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra. Ricardo nació en 1936; hijo de obreros, fue tractorista y, después de la revolución, aprendió para piloto de aviones, durante un tiempo sirvió en unidades de tanques. Granma informaba que ya en 1962 Ricardo cumplía una importante misión de ayuda al movimiento revolucionario en Guatemala. En 1963 entra por primera vez en Bolivia con pasaporte colombiano, para cumplir una misión secreta. Poco después recibe documentos bolivianos a nombre de Ricardo Morales Rodríguez, lo que le permitirá en adelante salir y entrar al país sin inconvenientes. En Bolivia, Ricardo ayuda a organizar en la frontera con Argentina un campamento secreto, que debería convertirse en base de apoyo para los grupos guerrilleros en la provincia de Salta.

En su primer estadía en Bolivia Ricardo entabló contacto con Inti y con su hermano Coco (Roberto Peredo Leigue). Ambos habían participado en el movimiento revolucionario desde los años escolares. Inti fue líder de las juventudes comunistas y luego secretario de la organización del partido en La Paz y miembro del CC del PCB. Coco también era un revolucionario activo y dirigente de las juventudes comunistas. Fue capitán de un barco fluvial, cazador de cocodrilos, chófer. En 1962 y 1966 visitó Cuba, y en 1964 y 1965, la Unión Soviética, hacia la que sentía un gran cariño, al igual que su hermano. Llamó Yuri a su hijo, en honor de Yuri Gagarin.

Cumplida su misión en 1963, Ricardo regresa a Cuba, para reaparecer en Bolivia dos años y medio más tarde. Se pone en contacto con Inti, Coco y otros revolucionarios que están dispuestos a ayudarle en sus tareas.

A fines de julio llegan a La Paz dos cubanos más: Pombo y Turna. El primero es el capitán Harry Villegas Tamayo, y el segundo, el teniente Carlos Coello, que en el Diario del Che figurarán con los apodos de “Tumaini” y “Rafael”. Ambos entran en Bolivia con pasaportes colombianos.

Una de las tareas principales del grupo de Pombo era adquirir una finca en una localidad rural, para convertirla en base de entrenamientos o, quizá, para las operaciones del futuro destacamento guerrillero. Al principio, Pombo y sus amigos pensaban comprar un terreno en la región de Alto Beni, en el norte de Bolivia. Pero luego prefirieron una localidad situada al sureste.

La zona elegida estaba más cerca de Argentina, patria del Che. Tenía sus ventajas y sus defectos desde el punto de vista de la lucha guerrillera. Las ventajas consistían en que el lugar estaba en gran parte cubierto de matorrales, la población era escasa y se dedicaba, fundamentalmente, a la caza y la ganadería. En esa región se encontraban los yacimientos petrolíferos pertenecientes a la “Bolivia Gulf Oil Co.”. Era de suponer que los obreros de los yacimientos apoyarían a los futuros guerrilleros. El defecto era la escasez de agua, falta de los ríos; la región estaba infectada de mosquitos y garrapatas. Además estaba situada bastante lejos de los centros mineros, donde se concentraban las fuerzas más combativas de la clase obrera, en tanto que la población local —indios guaraníes en su mayoría— eran pequeños arrendatarios o ganaderos, muy atrasados políticamente.

Fue precisamente en esa zona donde, en julio de 1966, Coco Peredo compró por 30.000 pesos bolivianos (2.500 dólares) un rancho, o finca, que pasó a la historia con el nombre de “Calamina”. La finca tenía 1.227 hectáreas y estaba casi deshabitada, descontando una casa que salía al camino. Cerca de la finca pasaba el río Ñancahuazú. “Calamina” estaba a 285 kilómetros al sur del centro provincial Santa Cruz y no muy lejos de la pequeña ciudad Camiri, centro de la cuarta región militar, en la que estaban emplazadas las unidades del ejército boliviano. Esa vecindad no prometía nada bueno a los futuros habitantes de “Calamina”. En las cercanías habían dos pueblos más —Lagunillas y Gutiérrez—, y en ellos se podían adquirir víveres y diferentes artículos en caso de necesidad. Otro aspecto negativo de “Calamina” era que a tres kilómetros vivía Ciro Algarañaz, campesino acomodado, ex alcalde de Camiri, donde tenía una carnicería. Para llegar a “Calamina” había que pasar por su casa, cosa que, naturalmente, le facilitaba observar el desplazamiento de los vecinos. Pero fue más tarde cuando los nuevos dueños de “Calamina” advirtieron esos pormenores.

Entretanto, a principios de septiembre llegó a La Paz, procedente de Chile, con pasaporte uruguayo, el cubano Pacho (Pachungo), nombre de batalla del capitán Alberto Fernández Montes de Oca. Pasado cierto tiempo, abandonó Bolivia, para regresar junto con el Che.

En septiembre llegó a Bolivia Régis Debray, con su propio nombre. Desde el punto de vista conspirativo, eso no dejaba de ser peligroso, pues por aquel entonces ya era muy conocido como partidario de la revolución cubana y podía llamar la atención no sólo de los servicios secretos bolivianos, sino también de los agentes de la CIA, que desplegaban gran actividad en el país y colaboraban con las autoridades bolivianas.

La aparición de Debray en Bolivia podía sugerir que precisamente allí se encontraba el Che o que podía llegar, tanto más que algunos periódicos ya afirmaban que se ocultaba en Bolivia. El periodista mexicano Amulfo Useta escribía en Exelsior, el 14 de septiembre de 1966, que el Che había llegado a Bolivia, desde Brasil, a principios de año. Useta describió casi exactamente el nuevo aspecto del Che y afirmó que usaba el seudónimo de “Ramón”. Cierto es que otros periódicos daban distintas versiones sobre el destino del Che; sin embargo, la permanencia de Debray en Bolivia con su propio nombre no dejaba de ser un riesgo para él mismo y para el Che.

López Muñoz, jefe del Departamento de prensa e información de la Presidencia, quien, como el lector recuerda, era amigo de Tania, expidió a Debray una credencial de periodista y el permiso de circulación libre por el país para recoger materiales, con miras a un libro sobre la situación “geopolítica” de Bolivia que pensaba escribir. Debray comenzó a viajar por las zonas en las que se proyectaba desplegar el movimiento guerrillero, compraba diligentemente mapas y fotografiaba diferentes lugares. En uno de esos viajes, topó casualmente con los hombres de Ricardo, creyó que eran bolivianos y quiso fotografiarlos. A Ricardo le costó mucho desprenderse del importuno francés. Unas semanas más tarde, Debray partió para Chile, regresando a Bolivia en febrero de 1967.